miércoles, 16 de septiembre de 2009

Discurso del método

No es un secreto que el fantasma de Georges Didi-Huberman recorre este blog. ¿Y cómo sería de otro modo? Sus tesis son apasionantes; pandemias que se meten debajo de la piel.
Para el buen D.-H., no es pertinente optar solamente por una historia "científica" del Arte a la hora de ver imágenes. Las imágenes, nos dice, solo despliegan todas sus potencias, revelan todas sus faces, cuando se las enmarca en una memoria.

Una memoria no es un saber científico. Una memoria es montaje impuro: nconsciente, poético, literario –y hasta retórico. Vistas así, las imágenes tienen infinitas direcciones y líneas de fuga.
Se debe considerar esta multiplicidad sin partir de un modelo preestablecido. Meterse en la imagen misma, y desde ahí, ver: ver en el momento que fue hecha, la performance de hacerla, las fuentes literarias, las creencias religiosas, pero también -pero por sobre todo- aquello de esa imagen que se repite, pervive, resuena en otra imágenes. Usar otras imágenes, sin temor al anacronismo, para ver con ojos abiertos cada imagen (Ante el tiempo. Histiotia del arte y anacronismo de las imágenes, Madrid: Adriana Hidalgo Editora, 2005, pp. 39-40).

De ahí que sea necesario recoger a autores que se salen de la historia oficial, que fueron rechazados por esta. Autores anacrónicos: maculados específicamente por la Guerra Mundial. Dichos pensadores reconocen a la base de sus reflexiones al tiempo y la imagen. Son los tres profetas:

Aby Warbug: antropología histórica de la imagen, que busca las sedimentaciones históricas y antropológicas; indaga en pos de una supervivencia latente e inconsciete que emerge de la memoria gracias a imágenes. El atlas Mnemosyne.


Walter Benjamin: practicó un montaje de imágenes como práctica epistémico-crítica: nuevo estilo de saber, no historicista. Lo interesante de él será su noción de origen, torbellino informe de donde todo se deriva. El Libro de los Pasajes


Carl Einstein: descubrió nuevos objetos, problemas, dominios históricos (arte africano) a punta de anacronismo. Enfocarnos en su noción de modernidad.




A medida que vaya asimilando más el asunto, iré posteando.
La lectura de Didi-Huberman es en definitiva una aventura: dura, intimidante y brillante. Invita a pensar (el arte, la historia, las experiencias propias) bajo la noción de montaje: orden sí, pero orden acompañado del golpeteo incómodo de imágenes inesperadas, discontinuas, pero que justamente por eso, nos enriquecen tanto, nos persiguen tanto.

3 comentarios:

  1. Genial! .... quería también relacionar en un post lo que estamos viendo en Prótesis, en el grupo de lectura de Didi-Huberman y Taller 7... que bien!

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  2. Sí yo también quería vincular la "memoria impura" con el Taller Siete. Recién cuando vi lo diverso de nuestros trabajos me di cuenta de lo buena que había sido la idea de Paulo. Los trabajos de los otros hicieron que vea mi propio trabajo y la imagen original como otra cosa.

    El cherry:
    http://sietetallerlibre.blogspot.com/

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  3. Le di una chequeada al "taller 7". Y qué buena idea! No podría quedar más evidenciada la pluridimencionalidad que adquiere una imagen que al ser desnudada por otras personas mediante la nueva producción de ideas relacionadas. Me hizo acordar las distintas respuestas que tuvo el público al ver "Naqoyqatsi" de Godfrey Reggio, hace algunos meses.

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