martes, 19 de mayo de 2009

Breve resumen sobre dos textos que señalo a continuación - Mundo de la vida.


Este texto es la copia de un email que publiqué hace unos días a manera de resumen de las lecuturas que realizé. Por si alguno no pudo leerlo, aquí está nuevamente. Me gustaría escuchar sus comentarios.

Por cierto,

Dentro de este texto están las referencias bibliográficas en las que me baso.

No pude evitar pensar este tema de la memoria en relación al hombre como “conciencia re-memorante”; esto conduce a caracterizarlo como ser temporario es decir, como aquel ser que tiene la posibilidad generar conciencia de tiempo y de construir el sentido del mundo a partir de ella. Así, la historia que concebimos como parte de nuestra cultura es posibilitada por la originaria capacidad del ser humano de construir sentido histórico a partir de su posibilidad de temporización. Es, pues, el ser humano el que genera la historia constantemente en un dinamismo infinito. Se descarta con ello la idea de una historia con hechos-históricos estáticos. Con esta breve reflexión aludo aquí a Martin Heidegger, pero creo que no solo se limitaría a él, sino que, de manera más exhaustiva podemos rastrear el problema de la memoria, en su vinculación con la caracterización del hombre como conciencia re-memorante, hasta los debates que se originaron a finales del siglo XIX. Me refiero aquí a la Escuela Histórica Alemana, a Dilthey y a Husserl; además, sin duda, también a Heidegger, pero lógicamente ya no como participante del debate sino como continuador de la reflexión sobre el ser humano como “constructor” (tal vez, inclusive, las comillas sean innecesarias) de sentido del mundo.

He estado revisando al respecto las reflexiones que Hans-Geog Gadamer realiza a propósito del tema que les señalo.


(En la foto: Hans-georg Gadamer)

Tal vez, en este punto de mi comentario, no pueda enfocarse claramente la relación que tienen las reflexiones de la teoría del conocimiento en su vinculación con un aspecto particular del panorama académico (incluyo aquí: arte, reflexión crítica sobre la historia, reflexión crítica sobre temas sociales y, además, la relación entre todas estas). Sin embargo, pienso que es un aspecto central para la interpretación de temas sociales como los debates generados en torno al Museo de la memoria y, en general, para analizar la manera en la que el arte se vincula con los distintos tipos de fenómenos sociales. La memoria es, qué duda cabe, uno de los puntos de partida respecto de la construcción de sentido social. Es por ello que pienso que el problema debe ser rastreado hasta los orígenes no solo cronológicos (tal vez esta línea de investigación no sea necesaria), sino temáticos. Por ello, considero que darle un vistazo al recorrido filosófico sobre la Historia, la conciencia histórica, no estaría demás, sino que, todo lo contrario, sería bastante pertinente. No digo para Prótesis, sino para coincidir, hasta donde sea posible, en un enfoque de grupo respecto del concepto de memoria.

Tengo el prejuicio, que considero no se aleja de lo que efectivamente sucede, que todas las discusiones respecto de temas como la memoria y la historia están vinculados con las reflexiones que se iniciaron a finales del XIX y a inicios del XX. Fue en esta época que se produjo un cambio radical, dentro del área del pensamiento, en la manera de concebir el mundo en general y, particularmente, en la manera de concebir la historia. Evidentemente aquí aparece la memoria como uno de los aspectos centrales.

Así, como les comento, los textos del autor que revisé son dos: Verdad y Método y El problema de la conciencia histórica (libros que me parecen importantes respecto del tema que nos proponemos investigar).







De a cuerdo a lo que ahí se señala bien podría afirmar, respecto de lo que ocurrió en el periodo que les señalo y en vinculación al tema que nos ocupa, que el desarrollo de las investigaciones realizadas da como resultado la posibilidad de establecer el giro radical que acontece en la idea de “constitución de sentido” una vez que la comprensión y el comprender quedan entendidos no como una actividad determinada de un aspecto del modo de ser del hombre. Bien podemos señalar, no como la actividad que realiza el investigador de las Ciencias Naturales (entendidas estas en su determinación moderna), cuando se ocupa de un objeto del mundo. Es claro aquí que, cuando me refiero al sentido clásico del término comprender, aludo al método como la mediación necesaria para la comprensión de un sujeto a un objeto distinto y diferenciado de él mismo. Esta explicación tradicional del término comprender refiere aquí a la determinación moderna que entiende la realidad bajo el paradigma del dualismo entre sujeto y mundo. Donde el objeto de estudio se entiende como ente subsistente al igual que el sujeto que estudia. Leamos por objeto del mundo un determinado hecho histórico. En la versión clásica de la Historia, tan mantenida en los debates actuales, el hecho histórico es a manera de una cosa del mundo inalterable que la memoria debe ser capaz de alcanzar de manera prístina. Como si hubiera un hecho y no muchas interpretaciones, que al confluir, lo hacen

Uno de los nuevos aportes en esa época es el concepto husserliano de mundo vital. Este concepto hace referencia al todo que estamos viviendo constantemente. La vida que se corresponde con este mundo vital se diferencia también de las consideraciones objetivistas sobre la vida del sujeto en las filosofías que la entienden como opuesto-al-mundo (al objeto) y, en tanto ello, como otro objeto. La vida que se vive en este mundo vital tiene carácter de vida histórica puesto que este se constituye viviendo históricamente. Con ello se alude aquí al carácter abierto de la constitución del mundo vital. No se trata de una objetividad estancada en la que a su vez se insertan otras objetividades (los sujetos del mundo); caracterizados ambos por su modo de ser estático. Al contrario, el carácter abierto del mundo vital remite, por un lado, a la infinitud del pasado y, por otro lado, al carácter esencialmente abierto del futuro. Así, pues, si el mundo, ahora en el sentido que le otorga Husserl, se constituye a partir de las vivencias intencionales y llega a ser descrito como ‘intencionalidad anónima’ ‘que lo abarca todo’, entonces rechaza cualquier tipo de caracterización que lo identifique como ente subsistente. La investigación fenomenológica se muestra, de esta manera, crítica al objetivismo de la filosofía anterior.

De este modo, la memoria aparecería aquí como aquel elemento que articula este horizonte histórico. Y el arte queda caracterizado como uno de los escenarios privilegiados para la constitución de este horizonte histórico. Esto es así debido al carácter polisémico de su acontecer y a la multiplicidad de interpretaciones posibles sobre una misma obra de arte. Lo que consigue la obra de arte es aumentar este horizonte, es decir, enriquecerlo en su constitución. El arte aparece como uno de los fenómenos que permiten mostrar como es que el sentido de la historia es variable, tanto en su determinación pretérita como futura. Muestra, de esta manera, el carácter abierto de toda historia.

Como les señalo, tal vez las investigaciones filosóficas que aludo, o las muchas existentes en general, parezcan no estar vinculadas con el acontecer los procesos históricos y sociales; sin embargo, pienso que esta consideración no es correcta. Y solo se basa en un prejuicio respecto de la investigación filosófica que considero no es válido. Para dar un ejemplo de la pertinencia de las investigaciones que aludo en un caso concreto del acontecer social: la lucha contra el objetivismo podría, en una de sus determinaciones, aludir aquí a los interminables debates respecto del concepto verdad en el planteamiento de la Comisión de la verdad y reconciliación. Es decir, la idea de si una comisión pueda ser la depositaria unívoca de la verdad. El concepto “verdad” es desde esta crítica no un hecho histórico determinado, no esencia subsistente, no una cosa trascendental. La verdad histórica, lo que ocurrió realmente durante el tiempo de la violencia política (o como se la quiera denominar) va constituyendo su sentido de verdad cada vez que una persona rememora lo que ocurrió y por eso es que cada vez va cambiando. El sentido de la memoria, de acuerdo a lo que señalo, es que esta es cambiante, dinámica. El arte y los museos alientan este acontecer de la verdad en tanto que aumentan ese horizonte histórico que cada vez se va agrandando cuando alguien re-memora el hecho histórico. Afirmaciones del tipo “lo que en verdad paso, lo que en realidad pasó” ¿Qué significan realmente? El concepto de realidad queda, sin duda, modificado.

Podríamos plantear nuestro tema de investigación así: ¿qué relación existe entre el arte (apuntando al arte como manifestación constitutiva del imaginario social), el ser humano, como ser histórico, y la historia, entendida esta como un fenómeno dinámico que cambia constantemente? De aquí se sigue: ¿Existen hechos históricos a manera de esencias subsistentes, inalterables en el tiempo? ¿Cuál es la función de la memoria en esta constitución de sentido histórico? ¿Cómo actúa el arte en articulación con la memoria para la constitución de este sentido? ¿El arte enriquece el horizonte histórico o es atentatorio contra estos supuestos hechos-históricos inalterables? ¿No es más bien que, dentro del dinamismo de la constitución de sentido histórico, el arte es uno de los elementos más importantes por tanto contribuye con el aumento del horizonte histórico y muestra la inexistencia de estos hechos-históricos supuestamente inalterables?


No sé? qué les parece?

Por cierto, mañana, miércoles, llevo la versión extendida de este resumen. A quien lo desee, se la paso.


1 comentario:

  1. La idea del ser humano como constructor del sentido del mundo y la de la historia (y la memoria) como dinamismo me parecen muy interesantes. Sin embargo, no puedo evitar pensar en el doble filo de estas ideas... me explico:

    Para un curso de la facultad, tuvimos que hacer una instalación a partir de los conceptos "realidad" y "ficción". Los definimos como conceptos en constante reelaboración y tratamos de relacionar el trabajo a un caso de violencia política. Presentamos audios contradictorios que se referían a La Cantuta.

    La crítica más dura que recibimos (o la que a mi más me afecto), es que nuestro trabajo terminaba afirmando la confusión que existe en los casos de violación a los DDHH.

    ¿Qué significa reflexionar sobre memoria, identidad, historia, verdad... en una sociedad que acaba de atravesar un periodo de violencia y guerra?

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